A pocos kilómetros de cualquier sitio tenemos Cuenca, patrimonio de la humanidad por la UNESCO y buena mezcla de historia, cultura y naturaleza.
La llegada a Cuenca por la mañana fue alrededor de las 11h y lo primero fue llegar hasta el aparcamiento del Teatro Auditorio. Dejamos el coche y nos ponemos en camino hacia el centro histórico.
Bien aconsejados por un amable lugareño que nos veia dudar cojimos la carretera de la derecha que nos llevaba al puente de San Pablo y a tener una vista genial de las Casas Colgadas sobre el río Huécar y del resto del casco antiguo.
Cruzamos el puente y empezamos el paseo viendo de cerca las casas colgadas, la Catedral gótica, el Palacio Episcopal y la plaza Mayor.
La ruta continua por la calle San Pedro hasta la plaza del Trabuco y desde allí hasta el arco de Bezudo y los restos del castillo. Pequeños y grandes subimos a lo alto del arco y disfrutamos de unas vistas espectaculares que se van repitiendo por toda la ciudad.
La bajada por la misma calle nos permite asomarnos bajando a mano derecha a la ronda del Júcar a ver otra de las vistas increíbles de la hoz del río Júcar a su paso por la ciudad. Cruzamos la plaza Mayor y por debajo del ayuntamiento pasamos a la oficina de información donde conseguimos información valiosa sobre las actividades de la tarde. Aprovechamos para acercarnos a la torre Mangana y el Museo de la Ciencia dando por concluido nuestro paseo al casco antiguo e histórico.
¿Donde comemos? Por votación popular decidimos cojer el coche y dirigirnos hasta la calle San Francisco donde encontramos buenos sitios de tapas donde elegir. En una de las terrazas, al lado de los jardines de la Diputación Provincial, reponemos fuerzas, degustamos tapas manchegas y mis hijas alimentan a los pájaros conqueños. Un rato agradable y fresco en medio de un caluroso día para preparar una tarde intensa.
Una vez descansados y comidos ponemos rumbo a la Ciudad Encantada que dista unos 35 kilómetros de la ciudad. De camino topamos con una de las sugerencias de oficina de información: El Ventano del Diablo. Mirador natural con vistas estupendas con la peculiaridad de estar horadado en la roca. Un sitio para recordar.
Enseguida llegamos a la Ciudad Encantada, aparcamos e iniciamos la excursión previo pago de 3€ por persona.
Es un circuito circular que va pasando por bosques y rocas con formas curiosas. El paseo de difultad nula y muy agradable dura aproximadamente una hora.
Para acabar el día y de camino a casa decidimos visitar el nacimiento del río Cuervo que dista aproximadamente 50Km de la ciudad encantada. Una vez allí dejamos el coche en el aparcamiento/picnic y empezamos la ascensión hasta el nacimiento del río.
El camino se encuentra perfectamente adaptado y señalizado con paneles informativos y zonas de descanso.
El nacimiento propiamente dicho defrauda a los más pequeños ya que esperan algo diferente pero en su conjunto todos acabamos la pequeña excursión plenamente satisfechos ya que Las cascadas, las aguas frescas y claras y las sombras tupidas del bosque hacen del paseo una actividad muy gratificante que ha durado más o menos una hora.
Cansados pero contentos iniciamos el viaje de vuelta habiendo conocido un poco más Cuenca y Castilla La Mancha.
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